No eres tu trabajo

¡Hey, tú! Perdona que te llame así, pero te hablo a ti. No me sé tu nombre, o quizás sí. Pero sé lo que sientes. Que cuando miras LinkedIn sientes punzaditas en el corazón. Ves a colegas promocionando, o empezando posiciones. Que cuando acabas el día te sientes bien o mal dependiendo de cómo te haya ido en lo laboral. Que sientes la mirada de la sociedad puesta en ti, en si tu puesto, tu empresa o tu trayectoria es lo suficientemente buena. Que quizá tengas un puesto de mucha responsabilidad y una trayectoria deslumbrante en una empresa envidiable, pero sientes aún más presión y responsabilidad.

Tú no eres tu trabajo. Sé que es algo obvio, pero como todo lo obvio, lo damos tan por sentado que nos olvidamos. Tu trabajo es una parte importante de tu día, sí. Pasas 8 horas, probablemente más. Pero tu trabajo no te define, ni es un medidor de tu valía. Tampoco tu curriculum cuenta quién eres en realidad. Aunque nos hayamos acostumbrado demasiado a calibrar el respeto a alguien según su status laboral. Gracias a una influencia muy buena que recientemente tengo en mi vida (me rodeo de gente extraordinaria) por poner en relieve que la fórmula de «dinero + productividad = valor» no es cierta en absoluto. Y que, como bien dice, para definirnos quizá podemos empezar preguntándonos «¿qué valoro yo en otras personas?«. Yo no valoro su status social, su trabajo, o cuánto de alto está su escalafón en su empresa. A la hora de elegir a personas que quiero en mi vida, quiero personas honestas, humanas, divertidas, bondadosas, inteligentes.

Esto es contenido impopular en LinkedIn, porque publicar esto sería como decir que no te importa tu trabajo. Nada más lejos. Mi trabajo me importa, quiero que se alinee con mis habilidades y pasiones y dar lo mejor de mí. Me hace sentir bien. Pero mi trabajo o lo que consiga en él, no define mi valor en la vida.

Mira alrededor. Respira.

Si ya lo decía Brad Pitt en «Fight Club»: You are not your job.