No sé si hay una definición común de ansiedad aplicable a todos, o la de cada uno es diferente. Yo aquí vengo a hablar de la mía. La ansiedad es, como muchas (o la mayoría) de las cosas en la vida, algo que no entiendes hasta que no te pasa. Como el ser madre. Puedes imaginarte algo, tener una idea, pero entenderlo del todo… complicado.
Yo misma no sabía lo que era hasta hace un año. Siempre he sido de estrés fácil, pero lo que es ansiedad, nunca. Hace un año más o menos empecé con taquicardias constantes y muy molestas, que en el médico me identificaron como extrasístoles. Estas taquicardias estaban ahí cada día, a ratos largos. Me hacían toser cuando eran muchas y muy seguidas, lo que solía ocurrir a menudo. Me impedían dormir.
– Suelen ser provocadas por ansiedad, te recomiendo hacer ejercicio – eso me dijo mi médico. Bueno, pues así llevo un año, haciendo ejercicio dos veces por semana mínimo… y las extrasístoles no se han ido. Siguen ahí, acompañándome cada día. En lugar de eso, se han sumado a la fiesta los mareos, hasta el punto de tener que sentarme si estoy de pie para no desmayarme. El dolor en el pecho también. Y de las últimas incorporaciones al equipo, cuando hace un par de meses vino para quedarse la falta de respiración y sensación de ahogo. Ésta última no es puntual, puede durar un día entero. Estoy trabajando, o con mi Monete o Mariflor, y tengo que respirar muy hondo intentando que entre el más aire posible en mis pulmones porque noto que me ahogo y me cuesta respirar. He empezado a soñar despierta con un ventolín o algun cacharro que haga desaparecer esta sensación, que haga que me llegue el aire a los pulmones. No sé si el ventolín funciona así, pero en mis sueños sí.
Ah, se me olvidaba, ¡mi amigo el insomnio y sus colegas, las pesadillas! Desvelos he tenido desde los 16 años (más o menos, tampoco es que sea esto una ciencia exacta), de esto de despertarme a las 2 de la mañana y comer techo durante 3 horas. Gracias a los desvelos me leí Sinué el Egipcio, uno de mis libros favoritos 😊 Pero por supuesto que agradable no es. Te levantas con una sensación horrorosa. Y si a esto le sumamos las pesadillas, pues apaga y vámonos. Literalmente. Porque las pesadillas de verdad no es soñar con algo que no te gusta y ya, son esas que sueñas algo TAN espeluznante que te despiertas del terror, y te despiertas tiritando y casi inmóvil del miedo. Anda que no le despierto a veces a Daniele porque tengo muchísimo miedo incluso de despierta, de cualquier cosa en la habitación o de levantarme si quiera. ¡Todo por lo que acabo de vivir en la pesadilla!
Total. Que la ansiedad, o la mía al menos, va un poco de eso. De intentar hacer tu vida normal, mientras te pasa todo lo anterior. Y sin tener la más remota idea de cómo hacerlo desaparecer.
Si conocéis a alguien con ansiedad, aquí mi consejo: estad. Intentad no juzgar sobre si esa persona está así porque quiere o no, o si podría hacer esto o lo otro… no es tan fácil. No tiene tampoco nada que ver con que la persona no sea agradecida con lo que tiene, o que no sea feliz. Sed apoyo y no juez.
Y si eres tú el que la tiene… Tranquilo, todo pasa. Esto también pasará. Esperemos 😉
Y con esto y un bizcocho, ¡marcho a por mis chicas!

P.D. – Hablando de sueños (aunque este no es una pesadilla), el otro día soñé que mi abuelo se iba a casar con Beyoncé. Con una Beyoncé además que medía unos 10 metros, no os creáis. Mi abuela le daba un poco la chapa, pero tampoco parecía molestarle muchísimo. Si los sueños significan algo, me encantaría saber qué significa éste 😄
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