Ciencias de la Información

Yo también fui una Ciencias de la info. Una moderna de 2005, término que digievolucionó a «hypster» tiempo después. Estos días he empezado una serie que nunca acabaré, pero me ha gustado volver a mi facultad a través de ella. Hace poco estuve en el festival de música DCODE, físicamente allí , y la eché de menos.


Recorrí mentalmente la biblioteca, subí la escalera de caracol hacia la segunda planta y dejé los abrigos sobre la mesa de siempre, para guardar sitio. Volví a los pasillos fríos, a acurrucarnos junto al radiador con un cortado mientras repasábamos los apuntes. Visité en mi mente la cafetería. La cafetería era donde la vida pasaba, donde las risas se confundían con las miradas furtivas. Donde ocurrían los juegos de «el próximo que pase es tu futuro marido«. Volví a pedir minis de kalimotxo para sentarnos en el césped a inundarnos de sol y de lo que surgiera. Ay, las kalimotxadas de los miércoles. Volví a recordar a mis modernos compañeros de Uni, y sus conversaciones sobre cine japonés que jamás entendí. Regresé al anfiteatro y a las fiestas nocturnas de primer año, donde Ángel tocaba la guitarra mientras cantaba «se me ponen si me besas… rojitas las orejas…«. Rebobiné hasta el primer día de facultad donde conocí a mis chicas del podium y no me separé de ellas en toda la carrera. Volví a ver caras, grupos. A evocar sus nombres en alto. Su espectacular y molona fauna y flora.

Recordé la estética de mis modernos de ciencias de la info, futuros directores, periodistas y publicitarios. Las patillas extra large, anchas y hasta abajo. Los pantalones caídos, estratégicamente ajustados con un cinturón desde la mitad del calzoncillo/braga. El leopardo. Las converse. La vuelta de los pantalones pitillo. Las gorras, los tatuajes de códigos de barra, las moderneces indies. Cascos grandes, iPod mini. Las gafas de pasta. La cabeza rapada a lo Natalie Portman. Rayban Wayfarer o de aviador. Los Planetas, The Smiths, Los Piratas, Love of Lesbian, The Cure, Lori Meyers, Bloc Party, Franz Ferdinand, Máximo Park, Astrud, Arcade Fire. Ciencias de la información era the coolest kid on the block, o al menos así me lo parecía a mí.

Alguien inventó que mi facultad fue una cárcel de mujeres. También, eso sí, fue el escenario de Tesis. Y aunque austera, tenía un encanto especial. La videoteca donde nos fundíamos horas de películas mitad increíbles, mitad infumables. La radio, donde mi grupo y yo aporreábamos todos los botones de la mesa de sonido cuando algo fallaba, mientras alguno soltaba lo que todos pensábamos «parece mentira que estemos en cuarto de carrera«.

De vez en cuando regreso a esos años, aunque en mi mente parecen días. A la época de exámenes, los apuntes subrayados en fosforito, las fiestas de Teleco y el Paraninfo. A la sensación de que aún no ha empezado la película y puede pasar cualquier cosa. A ese hormigueo en el estómago, fruto de la emoción mezclada con miles de inseguridades.
Y cómo no, me viene a la cabeza cuando fui LadyMadriz, y escribí también sobre ésta y otras tribus urbanas de la Complu de entonces (artículo aquí).

Ciencias de la Información, qué bonita eres.

P.d.- “¿Vamos-a la-Plaza Mayor?” Mis chicas del pódium lo entenderán.

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